Andrés
estuvo de cumpleaños en Enero. Como la novia enamorada que soy, quería
regalarle el universo! Pero no pude.
Quería
regalarle maquetas y model kits que tanto le gustan, pero no encontré.
Más bien, no
busqué en el lugar indicado.
Finalmente
armé (mi favorito para todo el mundo) una caja con muchas cositas adentro.
“Regalo
racimo” lo llama él.
Conseguí una
caja verde (como de zapatos) donde los chinos. Quería minifiguras de lego, pero
en Arica es súper difícil conseguirlas (y son caras). Encontré otras figuritas
similares.
Agregué dos
cajitas de Pockys, porque son taaan ricos! (los clásicos de chocolate y los
verdes de matcha).
Dados; Andrés
los colecciona, así que estuve buscando dados especiales, de esos de rol, con
muchos lados, con figuras poco tradicionales y de colores. En esta ocasión
fueron verdes (anteriormente ya le he regalado dados, pero pintados por mí) y
los metí en una bolsita.
Un “frasco
de la felicidad” algo que he visto en pinterest. Se trata de un frasco de
vidrio vacio, con post its disponibles para usar. La idea es que cada vez que
algo bueno pase, anotarlo en un post it, y meterlo al frasco. El frasco se abre
a fin de año o cuando esté lleno. Y así uno recuerda todos los momentos felices
que sucedieron.
Otra idea
que me dio pinterest fue hacer sobres
con instrucciones como: “ábrelo cuando estés triste” o “ábrelo cuando
quieras saber cuánto te amo”. De éstos hice seis; resalto el que llené de
cupones: con cosas como “vale por una salida en bicicleta” o “vale por una
maratón de anime”.
Debido a la
contingencia actual, no hemos podido usarlos.
Finalmente,
pero no menos importante: hice un bordado que convertí en llavero/colgante. Me
gustó y además Andrés se emocionó.
¿Qué más
metí en la caja?
Confeti de
estrellitas, una foto de nosotros, y nada más, porque no me alcanzó.
Ah! Ya
estaba lista con la caja, pero sentía que no era suficiente, él se merece todo!
Así que le
agregué un par de cómics de Batman, que por pocos centímetros podrían haber
entrado en la caja.
No soy muy
de piel, o de decirle “te quiero” a todo el mundo, ni de andar abrazando.
Poner harto
empeño en los regalos (incluso en la forma de envolverlos) es mi forma de decir
“te quiero, te aprecio”